Consejos para nuestra primera vez con una prostituta
Cuando Tinder apareció hace ya casi una década, muchos pensaron que aquella moda duraría apenas unos meses, y que luego la app desaparecería para siempre. Era una forma demasiado “directa” de ligar, de exponernos, casi como si fuéramos un producto, a merced de los juicios de los demás. Con un simple gesto, cualquier persona podía darnos match o rechazarnos. Algo que parecía demasiado poco ortodoxo para aquellos que buscaban una relación, alguien con quien compartirlo todo… Sin embargo, la revolución de Tinder solo acababa de empezar, y tal ha sido su impacto que incluso hemos cambiado la forma que tenemos de relacionarnos. Muchas parejas ya consolidadas se han conocido a través de este medio, y ahora están casados y con hijos. Sin embargo, el público principal de Tinder y de aplicaciones por el estilo son los solteros que buscan un poco de diversión y nada más.
El sexo es lo que prima en las interacciones de Tinder, porque también lo era en esas conversaciones a gritos en la discoteca. Los tiempos habían cambiado y las nuevas generaciones no buscaban directamente al amor de su vida, sino a un rollo con el que poder pasar un buen rato, y si surgía algo más… En Tinder supieron verlo desde el primer momento y crearon un ecosistema al que muchos han tenido que adaptarse, porque el sexo va primero. Da igual si llevas mucho tiempo soltero, si estás incluso con pareja pero quieres probar nuevas experiencias. Nunca había sido tan fácil encontrar un rollo tan directo, de una manera tan eficiente. Es como si ligar se hubiera convertido en un juego online y nos lo hubieran puesto en la mínima dificultad. Tanto es así que incluso Tinder está afectando a la prostitución, la gran alternativa sexual a estar en pareja. Los jóvenes parecen más interesados en la app que en probar a amantes profesionales, que por otro lado, pueden dejarles mucho más satisfechos que el ligue de turno. Por esto todavía hay muchos que confían ciegamente en el trabajo de una escort, y se atreven a tener citas con ellas, algo para lo que siempre hay que prepararse.